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viernes, 30 de enero de 2015

Paso a la nueva revolución industrial

           Será este año el inicio de nuevos sistemas de fabricación. El cambio tecnológico más importante en décadas. Como punta de lanza, por tecnologías como las impresoras 3D (que podrán fabricar casi cualquier objeto a medida), el Internet de las cosas o el universo Big Data, la irrupción de estas experiencias interconectadas cambiará desde la logística a la relación de las empresas con los clientes.




         Con esos desafíos en el aire irrumpe la nueva revolución industrial en forma de fábrica. En ella, la tecnología manda. Solo la inversión global en el Internet de la cosas alcanzará –según un informe de Accenture– 500.000 millones de dólares (431.000 millones de euros) en 2020. Un 2.400% más si lo comparamos con 2012. Hay enormes esperanzas bajo el dintel de la puerta. “La gran ventaja de esta planta industrial es que el coste marginal es nulo o casi nulo, con todo lo que esto implica”.
        No digamos nada si algunas piezas, al menos del prototipado o el utillaje, es posible crearlas a medida con impresoras 3D. Se pueden ensayar cientos de opciones para miles de usuarios”. El cambio es copernicano. En los próximos 20 años se producirán más bienes y servicios que en los últimos 50. Y esa fabricación será muy distinta.
       Esta revolución tendrá consecuencias reales en nuestras vidas. En primer lugar, afectará no solo a cómo se hacen las cosas, sino también dónde. Los grandes ahorros de costes de estas tecnologías no harán necesario llevar las fábricas a países lejanos, sino que obligarán a localizarlas cerca de los clientes para responder mejor y más rápido a sus necesidades.
       La formación de nuestros jóvenes es otro gran hándicap. Pese a que la calidad de los ingenieros españoles está más que contrastada es necesario seguir fomentando el interés por la formación técnica. Así, urge una reforma profunda del modelo de formación profesional para adaptarlo mucho más a las necesidades de las empresas.

        La tecnología no conlleva un riesgo laboral. Al contrario. Las personas tendrán una importancia creciente. Estamos en la era del talento y las emociones. La fábrica cada vez se digitalizará más y cambiará el perfil del trabajador. Aumentarán las personas que investigan o programan.
      En nuestra empresa se debe controlar todos estos cambios. La revolución puede ser tan grande y el tiempo tan pequeño que si no estamos atento a ello, estaremos fuera de mercado en cada uno de nuestros sectores.

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