Aunque el ser humano ha llegado a apreciar los cuantiosos beneficios que aportan los ordenadores y los robots a su vida diaria, lo cierto es que son muchos los expertos que advierten que no podemos ignorar hasta qué punto estas máquinas, algoritmos y softwares tendrán un impacto en el bienestar económico al que denominamos 'trabajo'.
Incluso en países con un prolongado crecimiento económico, como Estados Unidos, la economía global se encuentra en plena 'crisis estructural', siendo cada vez más palpable el amplio número de gente que busca o encuentra trabajo.
Este cambio se extiende al sector de la tecnología punta, donde la sustitución de empleos de salario bajo en almacenes ya se hace, continuando este cambio en los restaurantes, donde los empleados serán reemplazados por robots con mayor eficiencia, al igual que en el sector del taxi. Pero no sólo se trata de trabajos físicos ya que una opinión médica o legal básica podrá ser realizada por un software, que vienen cada vez más sofisticados.
En este sentido urge crear trabajos que requieran de aptitudes interpersonales y de creatividad, que sean difíciles de desglosar en tareas rutinarias cuya principal motivación sea crear valor en la interacción humana.
Para su consecución será necesarias nuevas ideas, empresas o programas educativos, siendo los emprendedores lo que creen esos nuevos trabajos y los educadores que doten de las aptitudes necesarias para tener éxito. También los gobiernos deberán ser rápidos al igual que el sector privado.
Se requiere por tanto un nuevo enfoque que busque la prosperidad compartida, dando a todos la oportunidad justa de trabajar en los que nos sea sostenible, incluso conviviendo con las máquinas.
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