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martes, 28 de octubre de 2014

El valor de la reputación empresarial y corporativo

               La reputación es un activo escaso y valioso: cada organización tiene un perfil reputacional que resulta muy difícil de imitar, con un efecto concreto en el crecimiento y sostenibilidad de las empresas.



             Se puede afirmar que no hay un inversionista, consumidor, proveedor, empleado, o miembro de la comunidad que sepa absolutamente todo sobre las empresas con las que se relacionan comercialmente. Quien invierte, compra, vende, se emplea o se relaciona con una compañía tiene información limitada, que es completada con la reputación de ésta ante la sociedad.
            La reputación como información suplementaria es la referencia de ‘cómo hace las cosas’ dicha compañía.
            De la misma manera, la reputación de la compañía se ha vuelto una moneda de cambio para obtener mejores tratos con los proveedores.
           Cuántas veces no hemos visto ofertas comerciales en las que los proveedores se enorgullecen de los clientes que tienen. Es gracias al interés de verse vinculado a compañías con excelente reputación, que los proveedores buscan mejores condiciones comerciales (de precio y de pago) para satisfacer su objetivo de contar dentro de su portafolio a aquellas organizaciones que los hacen más fuerte.
          Los clientes también buscan estar asociados a compañías que ‘hacen las cosas bien’. Para aquellas compañías que tienen su fuerza en las marcas, se trata de una doble vía: mientras la marca puede aportar al reconocimiento de la compañía, lo que haga la corporación (su comportamiento con cada grupo de interés) y el reconocimiento que tenga entre sus grupos de interés, contribuye directamente a la fortaleza de la marca.
         Es así como progresivamente las compañías buscan cosechar los réditos de sus buenas prácticas corporativas a través de marcas que reconozcan su asociación con el perfil reputacional de la compañía. El crecimiento en las ventas, y la salud de la marca, se benefician de un buen perfil reputacional.
         La reputación también puede contribuir directamente al desempeño de la gestión del talento humano. Se ha demostrado que los empleados están más comprometidos cuando trabajan en compañías con buena reputación. Estas entidades han sabido transitar del liderazgo transaccional (basado e incentivos) al liderazgo transformacional (basado en la inspiración).
En este contexto, las sociedades que tienen buena reputación tienden a tener mejores aspirantes, conseguir mejor retención del talento y alcanzar tasas de productividad más altas que aquellas que no gozan de buena reputación.
         
 

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