Estamos asistiendo al uso de nuevas tecnologías, que llevan consigo cambios de hábito en los consumidores y en los dispositivos a la hora de realizar las compras.
Por ello “ir de compras” en un futuro no muy lejano será una actividad totalmente desconocida a lo que hacemos hoy en día.
Algunos avances son los siguientes, según la infografía interactiva de la BBC, titulada Future of shopping
- Reconocimiento Facial. Ya existe una compañía en San Diego, Estados Unidos, que está utilizando tecnología de reconocimiento de las expresiones faciales. Emotient trabaja averiguando el estado de ánimo de los clientes que entran y salen de las tiendas, así como su reacción ante diferentes marcas y presentaciones de productos.
Otra que ha apostado por la tecnología de reconocimiento facial es Tesco, la cadena de hipermercados de Reino Unido, que ajusta la publicidad a los consumidores que hacen fila, según su género y edad. Esta prueba fue muy comentada por la controversia generada en base a cómo de intrusiva podía ser la tecnología.
- Contactless Payments. En un futuro no muy lejano pagaremos con el teléfono móvil, como ya lo hacen en algunos establecimientos de Francia de Auchan y Leroy Merlin, donde han puesto a prueba el pago por escáner de huella dactilar. Los datos biométricos se guardaron en una tarjeta de pagos que utilizó tecnología NFC (Near Field Communication) para interactuar con la caja registradora.
Además, según tiempoenlinea.com, el sistema de transporte de Londres y algunos supermercados y tiendas de la capital ya utilizan tarjetas de crédito o débito que tienen la funcionalidad de “contactless payment”.
- Informes pormenorizados. A la hora de hacer las compras la privacidad se perderá ya que todas las tiendas dispondrán de sensores que recogerán información sobre cuántos clientes entran y donde pasan más tiempo. En este sentido habrá un mayor intercambio de información entre las tiendas y los usuarios de smartphones. En la zona londinense de Regent Street algunos comercios han instalado iBeacons, una tecnología que utiliza Bluetooth para emitir ofertas y sugerencias personalizadas para los clientes, sobre productos que con una probabilidad alta quieran comprar.
- Etiquetas inteligentes. Empresas como Thinfilm de Noruega incluyen dispositivos electrónicos a medida que el coste en tecnología disminuye. De esta manera utilizan tecnología NFC para decirle al consumidor, por ejemplo, si la leche es fresca o un producto cumple los estándares internacionales.
Conforme el coste baje las estanterías estarán llenas de sensores, con sugerencias sobre cómo combinar productos o alertas por si un artículo no es apto para cierto tipo de alergias.
- Entregas personalizadas. La opción “clic y recoger” estará a la orden del día, con puntos específicos instalados en el metro, las oficinas, etc. A ello se suma el uso de asistentes personales a pedido, como WunWun, que ofrecen un servicio de entrega en una hora a través de una aplicación móvil.
- Probadores o cambiadores digitales. Marcas como Magic Mirror está ya desarrollando espejos virtuales que permiten “probarse” ropa sobre una proyección de uno mismo en una pantalla. A través de sensores en el cuerpo, la tecnología crea un modelo virtual del cuerpo en el que luego se añaden las prendas mediante una pantalla táctil.
En Hointer, tienda de ropa masculina, existe la oportunidad de escanear el código QR de la etiqueta de una prenda para escoger la talla a través de su app. Tras el escaneo directamente la pieza identificada cae por un conducto hacia el vestuario, acelerando así el proceso de compra.
- Tiendas virtuales. De nuevo los hipermercados británicos Tesco instalaron una tienda virtual en el metro de Seúl, en Corea del Sur, donde se podía hacer la compra en estanterías virtuales que tienen el mismo aspecto que las de verdad y puedes escanear los productos con el móvil de camino al trabajo. Al terminar la jornada los clientes que regresen a casa podrán encontrar la compra allí.
- Impresión en 3D. Nuestra realidad consumista se verá muy influenciada por tiendas donde puedas tocar una pantalla, bajar un diseño particular y hacer que se imprima un producto.
Las tiendas de impresión en 3D son las que sustituirán a los establecimientos que hoy en día hacen los servicios de impresión, aunque hay expertos que apuestan por cabinas de impresión 3D parecidas a las de teléfono.
- Asistentes robotizados. En Corea del Sur ya cuentan con algunos asistentes robotizados en centros comerciales que ayudan a los clientes a encontrar tiendas, pese a que probablemente serán los que hagan el inventario, supervisen el almacén y la frescura de productos perecederos, así como llenen las estanterías.
Ya existe AndyVision, un robot creado por la Universidad de Carnegie Mellon, en Pennsylvania, Estados Unidos, que escanea las estanterías para generar un mapa interactivo del almacén a tiempo real y de ahí alertar a los empleados por si hay algo fuera de lugar o si los niveles de existencias están bajos.
- ¿Regreso al futuro? Pese a que las predicciones auguran la muerte de las tiendas locales debido a la competencia de Internet, algunos especialistas apuntan que se puede dar una regresión a mercados de toda la vida y de productos agrícolas de la zona. Aunque parezca que hablamos de un futuro lejano, lo cierto es que en poco tiempo lo sabremos.
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